11 dic 2010

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I can see my self falling.



I feel me seeing me.
Makes me think, almost taste, the grasp. I could grasp the walls of darkness and stop.

Like always before,
nothing is there.

Ni lo intento, reacia, entre vaga y miedosa.
Me da miedo que mis manos no encuentren lo que buscan.
Me cansé y ya sé que hay nada.

that darkness eats all.

like an evil dictator,
that lives inside me.



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¿Qué hago?
Mis creencias, truncas sin crecer. Mi confianza, atada a fuerza de locura.


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i'm breaking, falling, shattering,
my false stability has broken and it's true self has come out.
It's a monster, if you believe. A monster that will look at you, show its teeth, push you to a corner, but will never touch you. Its breath burns you, its eyes will be mirrors to your most intimate self, they will struggle their way in and the air around them will cut you, but you won't bleed.
Because it's just your mind...
And there is no way of knowing which self is the truest.


escribirte el silencio.


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I can't go through all this.

Why do you say that?

I can't!

Why?

Because I wanted to be a writer, that's all.

So?

I wanted to write about it all.

Everything that happens in a moment.

The way the flowers look when you carry them in your arms.

This towel - how it smells , how it feels...

it's thread.

All our feelings - yours and mine.

The history of it.

Who we once were.

Everything in the world.

Everything all mixed up.

Like it's all mixed up now.

And I failed.

I failed.

No matter which you start up with, it ends up being so much less.

Sheer fucking pride!

And stupidity.

We want everything, don't we?

I suppose we do.

-Richard a Clarissa, 'The Hours' (2002)





10 dic 2010

a m b i v a l e n t e

Siento que los odio. Que ya no son humanos (asumiendo que por un proceso dialéctico degenerativo social, perdieron su humanidad) y son salvajes en su ignorancia (o ignorantes en su salvajismo). Que son parásitos a la sociedad, virus. Me lastiman la inteligencia, y me enfurecen. Me insultan con su violenta idiotez.
Pero, al mismo tiempo, me quema el alma que esto pase. Me duele toda esa violencia más de lo que jamás podría hacerme gritar el dolor físico. Me carcome, me corroe (erosiona) el alma. ¿La culpa? ¿La ignorancia de la justicia? ¿La injusticia pura? ¿La preocupación? ¿El miedo? ¿La tristeza? No lo sé. Pero me DUELE. Me duele hasta las lágrimas.
Los odio por ser el fenotipo de la decadencia social, los culpo por algo que nos responsabiliza a todos. No los compadezco porque también es su culpa que se dejen caer en ignorancia y violencia. Y me odio por ser parte de esta puta sociedad. Y ODIO que sean ellos quienes se maten. SE MATAN. Hay gente, ahora, que está matando a otra gente.
Por favor, por favor ¿por qué?
Más aún me insulto yo misma por ser ambivalente ante esta situación. Más me insulta la inercia ignorante en la que estamos inmersos.
¡No sé qué me destruye más! ¡No sé qué es lo que me hace doler! No sé si es la matanza de gente, o la decadencia de todos nosotros que es lo que, eventualmente, dio lugar a esto.
¿Quién me puede prometer que esto va a parar? ¿Que de alguna manera ALGUIEN se va a dar cuenta de que hay que parar? ¿Que no queda otra opción, no hay más salida que PARAR? Por más que te peguen, por más que te hagan mierda, si no parás ¿pero por qué habrían ellos de parar? ¿Es necesario dejarse matar para recordar que el altruismo existe y es posible, es posible, amar para erradicar la violencia?
¿Y qué puedo hacer yo? ¿Qué puedo hacer más que seguir con mis putos estudios para que al final, cuando sea grande, y trabaje, aporte a esta sociedad del orto cada vez más egoísta, más avariciosa, más individualista, más destructiva, menos humana?
No nos hace nada más humanos que nuestra condición, capacidad de ayudar. Debemos razonar para elegir ayudar, y debemos sentir, por medios mucho más complejos que los visibles y táctil (insostenible empíricamente), la suficiente compasión para querer ayudar.

Pero los escucho, a ellos, que se están matando mientras exigen cosas, cosas que exigen sin respeto, sin pensar, sin ayudarse, cosas que exigen sólo para ellos, las exigen porque a ellos les convence, porque les sirve individualmente, mientras se prenden fuego las carpas, y se disparan y lloran y gritan; y los odio. ¿Cómo puedo no odiarlos? Y después los veo a los otros, mi madre y padre por ejemplo, que miran la tele preocupados, pero cambian el canal a Tinelli como si nada TERRIBLE estuviera pasando a unos cuántos kilómetros de dónde dormimos y comemos todos los días; o tiran palabras asesinas al aire con risas y teorías políticas (política, la política de vuelta, jugando sus piezas, jugando con nosotros como si fuéramos nada más que plata) conspirativas. ¿Cómo no odiarlos a ellos?
Los odio a ambos por simples. Por cuadrados. Por hijos de puta a ambos. Por idiotas a ambos. Por negros a ambos. Por matarse todos entre todos. Por no preocuparse más que por ellos mismos. "Que se maten entre ellos" es lo mismo que desear suicidarse.


No sé si pedir el minuto por las muertes que hubo y habrá a manos de la ignorancia y decadencia, o por la sociedad decadente y patética y pobre de mentes en la que estoy condenada a vivir.
O por la pérdida de confianza en cualquier entidad social, si no la sociedad en sí misma. Y no puedo curar estas heridas, si la sociedad sigue lastimada, agresiva y con miedo. No sé vivir con tanta culpa.

-linchamientos-

-la infancia en Uganda-
-Si leemos, los libros nos van a decir siempre que siempre vuelve... ¿Y entonces?


-guerras radiactivas-






2 dic 2010

FyL

A veces, cuando pienso, creo que la facultad de Filosofía y Letras está, en realidad, levantada en, no paredes cementadas y con ladrillos(?), sino con carteles. Que todo comenzó muy pobre y humilde, con unos cuantos carteles políticos como cortinas bondadosas que daban privacidad a los profesores y que con el tiempo, la necesidad (obvio), hizo que las humildes cortinas se hicieran más y más gruesas. Hasta lograr la estabilidad con la cuentan por estos días.
Y entonces, sigo pensando: "Oh, Cú Chulainn, ¿qué sería de nosotros sin la política? ¿O, peor aún, sin los grupos que tan avariciosa y persistentemente cuelgan y pegan y meten carteles por todos lados en la facultad?"
La respuesta, por supuesto, viene y me golpea con fuerza: "¡Compañeros, no existiría institución! ¡Compañeros, por el Che ,y por Trotsky, y por Marx, y por... Dumbledore, que no nos impedirán pegar nuestros carteles en libre albedrío! ¡Y, compañeros, presento moción de pegar carteles en los culos de los estudiantes y en los bolsillos de caballeros-profesores y en las carteras de damas-profesoras!"
Y entonces, la facultad está llena de opiniones, algunas agresivas otras vacías. Pero que tenemos una facultad de colores y opiniones, tenemos. Que no quepa duda.
Somos una juventud con opiniones y queremos que todo el mundo lo sepa. Y al que no le gusta, es pro. (?)


Mientras, los más jóvenes insultan a sus maestras y profesores y juegan a sobrevivir en la violencia, alimentándose de la ignorancia y quemando libros con el fuego de sus ojos, poder que les dio la televisión (de vuelta, Cú Chulainn, debemos agradecer. Arrodíllate ante Tinelli, Kali, y sométete a su sublime sabiduría destructiva).
Tantas palabras... tantos gritos... Mis jóvenes padawans, la fuerza, jamás estará con ustedes.


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Mientras, en ciudad Vickilandia, los finales y los exámenes atacan de todos los flancos posibles. Tomen refugio, vickilandeses, y preparen el paraguas: lloverán gatos y perros todo el fin de semana.