19 jun 2009

¿Quien baja?

Estábamos de vacaciones en el lugar típico de vacaciones de último momento: Mar del Plata.
(Todo el mundo se queja de se llena, pero siempre hay lugar, y siempre van para allá)
(Ahora que conste que yo me opuse en un principio a ir a Mar del Plata, primero porque va todo el mundo, segundo, porque no me gusta la playa)
(No, no me va el tema de
Las olas y el viento chukundungu chukundungu)
Y la familia decidió hacer algo nuevo. Se dijeron varias opciones, de las cuales la mayoría eran abodrioticas. Finalmente mi hermano dijo algo que despertó mi adormecida mentecita:
-¡Mirá! ¡Para ir en barco!
Shruuunk! Todas nuestras cabecitas giraron hacia dónde miraban los ojos de mi hermano.
Y ahí estaba el cartel. Anunciaba un paseo en barco por el mar.
Nos miramos. Madre masculló algo sobre
-
perovomitoyelpeloyelvientoyquesisidavuelta?nose..bueno...Bueno.
Mi padre estaba de acuerdo, mi hermano estaba deseperado (?), y yo había estado deseosa de viajar en barco/bote/lo-que-sea-que-vaya-por-el-agua. Asique hacia allá nos dirijimos.
Fuimos, luego de superar la prueba de los túristas extasiados y frenéticos sacando fotos sin mirar dónde pisan, y de (por lo menos yo, diría que mi hermano ni se enteró)) mirar de reojo y con cautelosa atención a los gigantes lobos marinos del muelle, y una vez en el bote nos enteramos de que había que ir a un puestito casi fuera del muelle... Volvimos (podría haberme quedado al lado del bote dónde me daba el fresco aire marino, y el relajante sonido del mar, pero me daban miedo tanto las cámaras de fotos de esa gente, como de los pacificos lobos. Asi que opté por dejar atrás mis ensoñaciones, y fui a comprar las entradas con el resto de mi familia.)
Percances, percances.
Volvimos al santo barco, del cual no recuerdo su nombre, nos subimos (luego de que nuestra madre insistiera en sacarnos unas foto al estilo Titanic...), y luego de unos cuantos eternos minutos el barco arrancó [arrancó? empezó navegación? despegó? set off?], y los lobos nadaban al rededor nuestro... el fresco viento estaba presente, también el sonido, y también los paisajes que probablemente sólo nos hayan parecido lindos porque no se nos eran familiares, y eran, al contrario, exóticos.
Como sea.
Navegamos, y nos llevó un trecho importante rozando los muelles (en lo fisicamente posible), y luego empezó a adentrarse en el mar. El viento, era casi insoportable, el sonido del mar no me dejaba charlar con mi hermano. Mi hermano, estaba insoportable, y mi madre y padre estaban dentro (?). Mi aquel entonces, largo pero muy largo pelo, era irritante, y empezaba a tener frío. Y ni siquiera pude sentir las tan famosas náuseas de mar...
Y entonces el barco deja de navegar. Esto es cuando me di cuenta: estando en medio del mar que está en constante movimiento, se complica un poco, pero eventualmente me percaté. Y con el correr de los cercanos minutos el resto de los pasajeros se dieron cuenta. Mi hermano y yo intercambiamos miradas.
Supongo que la mayoría de los pasajeros asumimos que era una maniobra de los pilotos para dejarnos
disfrutar de la experencia.
Perfecto. Sería una buena idea, y sería lógico pensar
Que bien gastados estos pesos, che.
No tenía nada para decir al respecto, salvo que debería haber traído una campera posta...
Pasaron unos cuantos minutos, y la gente seguía hablando, algunos habían entrado, otros salían... etc.
Yo me metí adentro, y me fui a chusmear a la gente de dentro. Había una señora gorda manoseando un celular, y un chiquito saltando y trepándose a todos lados... Seguí de largo, hasta dónde estaba mi madre y mi padre.
-Vamos afuera.- Les dije.- Es increible la vista.
-Hace frío.- Me dijo mamá.
-...
-¿No estás desabrigada?- Me preguntó mamá.
-Un poco, pero vale la pena. En serio.
-Yo ahora voy a salir.- Me dijo papá.
Mamá no dijo nada.
Nos la quedamos mirando. Papá y yo nos miramos.
-Bueno... vamos afuera.- Dijo finalmente.
Los guié afuera retrocediendo mis pasos.
-¿No tenés frío, Maxi?- Le pregunté a mi hermano- Te vas a enfermar.
Él me miró, y asintió. Me senté al lado.
-Che... ¿Cuánto tiempo más piensan esperar?- Dije.
Estuvimos ahí otros tantos minutos.
La gente ya no hablaba, ni sacaba fotos, y los de adentro se movían incomodos en sus asientos. Había otros que empezaron a caminar de acá para allá en la cubierta.
Mi hermano y yo intercambiamos una mirada.
Finalmente era clarísimo que el pensamiento general era
Pucha... acá pasa algo... Todo empezamos a mirarnos y hacar caras y expresiones de Y bueh... o ¿Qué mierda...?
Vino un señor vestido de perteneciente-al-barco-yo-sé-todo, se paró delante nuestro y dijo:
-Señores, tenemos un pequeño incoveniente con el motor, peor no es grave y en instantes estaremos regresando.
Nos miró.
Lo miramos.
-Yo no empujo, eh.

.
. :

No hay comentarios.: