son estos pies
que me ignoran
y caminan a ver
a ver qué hay
pero no entienden
aunque les diga mil veces,
aunque les ponga mil zapatos
aunque los lave mil veces
y otras mil más los cure
que tenemos una condena
es mi condena, en realidad
pero son mis pies
estos pies
son míos
y aunque no les gusten
esos zapatos, esas botas, esos borceguís
esas curitas
esa plantilla
por más caminos y rutas diferentes y alejadas elijan
por más pasarelas que caminen
por más lejos que lleguen
...
no tienen su destino,
Tienen el Mío.
Porque yo soy su alma.
Yo soy su mente.
Y mi cabeza, tiene un precio.
Una recompensa.
Una recompensa.
Pero,
igual,
es una mentira.
La verdad, es que solo estoy
Yo,
Condenada.