No es más que un intento... de sonreír, de llorar. De amar. De odiar. De jugar. De saber.
No son apariencias, son sólo intentos. Apenas semejanzas del objetivo. Casi eso. Pero no son apariencias. Es que pienso demasiado. Soy de las que piensan cosas inaplicables, pero abstrayentes (el diccionario me corrige a 'retrayentes').
Así, te pienso y me abstraes. Y sos real pero no en el mundo real, sino en el mío. Es un mundo ajeno, con mucha ceniza (tanta que me ensucia las manos con frecuencia), muchas sombras y violentas luces. Tiene una luna y una estufa a leña propias y por lo general hace frío. Es acogedor, lo prometo. Pero es tonto. Y ajeno. A veces no encuentro la puerta, o la ventana. Porque tiene una sola ventana grande y alta con un infinito vitraux. Hay veces que no puedo salir, y otras que no puedo entrar... y me quedo en un puente rodeado de agua y salvajidades acechantes.
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Ojalá no fuera tan fácil. Ojalá no fuera tan incierto y posible. Ojala fuera o catastrófico o magnífico. Y son puntos suspensivos.
Listo. Sin puntos suspensivos o pregunta.
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